Un informe reciente de la publicación especializada The Northern Miner destaca las principales minas de cobre durante el primer semestre del año. En total, ocho de estas minas están ubicadas en Chile y cuatro en Perú, evidenciando el liderazgo de ambos países en la industria mundial del cobre.
El precio del cobre alcanzó la semana pasada un máximo de 16 meses en Londres, mientras que BHP proyecta que la demanda global crecerá al menos un millón de toneladas anuales, pasando de 33 millones en la actualidad a 50 millones en 2050. Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, la oferta deberá duplicarse para evitar una crisis significativa en el mercado.
Sin embargo, la producción de algunas de las minas más grandes enfrenta contratiempos. La suspensión temporal de Grasberg en Indonesia, propiedad de Freeport-McMoRan, podría generar un déficit este año, advierten analistas de Goldman Sachs. Además, inundaciones en Kamoa-Kakula en la República Democrática del Congo y problemas en Quebrada Blanca en Chile han obligado a sus operadores a reducir las estimaciones de producción.
En Chile, Escondida se mantiene como la mina de cobre más grande del mundo, con una producción de 680,500 toneladas en el primer semestre. Esta empresa conjunta entre BHP, Rio Tinto Mitsubishi y Nippon Mining podría perder este título si prospera la fusión valorada en 53,000 millones de dólares entre Anglo American y Teck, que crearían el complejo cuprífero más grande a nivel mundial.
En Indonesia, Grasberg produjo 297,103 toneladas hasta junio, pero su producción está detenida desde septiembre debido a un deslizamiento que causó la muerte de siete trabajadores. Mientras tanto, Kamoa-Kakula en la RDC, una operación conjunta de Ivanhoe Mines y otros socios, produjo 245,129 toneladas, pero suspendió sus actividades durante tres semanas tras una inundación causada por actividad sísmica.
En México, la mina Buenavista, propiedad de Southern Copper, alcanzó 207,473 toneladas, manteniendo una extracción continua desde 1899. Por su parte, Cerro Verde en Perú, gestionada por Freeport-McMoRan y otros socios, produjo 193,320 toneladas. Esta mina cuenta con una historia destacada en tecnologías de extracción desde la década de 1970.
Collahuasi en Chile, propiedad conjunta de Glencore, Anglo American y Mitsui, produjo 189,600 toneladas, aunque en julio enfrentó niveles bajos de producción. Otra mina chilena, El Teniente, la más grande subterránea del mundo y propiedad de Codelco, produjo 172,000 toneladas, pero sufrió interrupciones tras un terremoto que causó derrumbes y seis fallecimientos.
En Perú, Quellaveco produjo 156,600 toneladas y tiene planes de modernización valorados en casi 26 millones de dólares. Antamina, otra mina peruana, produjo 154,369 toneladas y sus propietarios proyectan un aumento del 20 % en la producción para el próximo año. Toquepala, también peruana y operada por Southern Copper, reportó 128,503 toneladas.
Otras minas destacadas incluyen Morenci en Estados Unidos, con 152,458 toneladas; Oyu Tolgoi en Mongolia, con 152,000 toneladas, y Los Pelambres en Chile, que produjo 143,200 toneladas pero enfrenta un posible conflicto sindical. Spence y Radomiro Tomic, ambas chilenas y propiedad de BHP y Codelco respectivamente, alcanzaron producciones superiores a 139,000 toneladas.
Finalmente, minas como Chuquicamata en Chile (115,300 toneladas), Salobo en Brasil (102,800 toneladas), Mt Isa en Australia (98,900 toneladas) y Quebrada Blanca en Chile (95,000 toneladas) completan la lista, algunas enfrentando desafíos operativos y otras proyectando inversiones y expansiones para mantenerse competitivas en un mercado con alta demanda global.