Sáb. Jun 7th, 2025

Alemania reabre el debate sobre su oro en EE.UU. ante posible regreso de Trump

Alemania posee la segunda mayor reserva de oro del mundo, con 3,352 toneladas. Sin embargo, cerca de un tercio de ese total aún se encuentra almacenado en el Banco de la Reserva Federal en Nueva York, una práctica heredada de la Guerra Fría para mantener el oro a salvo de la influencia soviética y fortalecer la alianza con Estados Unidos. Esta estrategia, aceptada durante décadas, está siendo nuevamente cuestionada tras el posible regreso de Donald Trump a la presidencia de EE. UU.

El debate no es nuevo. Desde hace más de una década, partidos como Alternativa para Alemania (AfD) han pedido la repatriación del oro. Pero el panorama ha cambiado: Trump ha lanzado críticas abiertas contra la Reserva Federal y ha sugerido que podría intervenir sobre activos extranjeros. Esto ha encendido las alarmas incluso en sectores moderados y medios públicos alemanes, que ven un riesgo creciente en mantener parte del oro fuera del país.

Entre 2014 y 2017, Alemania ya repatrió 300 toneladas desde Nueva York a sus bóvedas en Frankfurt como medida de confianza nacional. No obstante, el actual contexto internacional, marcado por la guerra en Ucrania y la creciente incertidumbre sobre el liderazgo estadounidense, ha reactivado el debate. El temor ahora no es sólo geopolítico, sino también económico: que el oro alemán se convierta en pieza de negociación o represalia política bajo una administración impredecible.

Desde la política, voces como la de Markus Ferber (CDU) advierten que Trump podría usar las reservas extranjeras como herramienta de presión. La Federación de Contribuyentes de Alemania también se ha sumado al reclamo, solicitando formalmente al Bundesbank y al Ministerio de Finanzas que inicien la repatriación del oro. “Es nuestro dinero, debería estar en casa”, declaró Michael Jaeger, vicepresidente de la organización.

El Bundesbank, por su parte, mantiene su confianza en la Fed como socio confiable y asegura que realiza inspecciones periódicas del oro almacenado en Nueva York. Hasta la fecha, ha revisado el 13% de esas reservas a través de pruebas de muestra. No obstante, parlamentarios como Fritz Guentzler (CDU) exigen una supervisión más estricta, y el debate se ha intensificado a medida que crece la presión política interna.

Repatriar el oro implicaría más que una operación logística: enviaría un potente mensaje político. Podría tensar las relaciones con EE. UU. y concentrar riesgos físicos en territorio alemán. Por ello, algunos expertos, como el propio Ferber, plantean una solución intermedia: no solo traer parte del oro de vuelta, sino diversificar su almacenamiento en otras regiones, como Asia. Además, este debate resalta indirectamente la importancia de la minería global, pues cada gramo almacenado es fruto de una cadena de valor que debe volverse más sostenible y responsable a nivel mundial.

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