Dom. May 19th, 2024

El cierre de un gran proyecto de cobre demuestra por qué las mineras se preocupan de ponerlo en marcha

La decisión de Panamá de cerrar una gigantesca mina de cobre no podría llegar en peor momento para el mercado, y pone de relieve el riesgo de invertir a lo grande en algunos proyectos.

Justo cuando el mundo se enfrenta a una inminente escasez de cobre -un metal esencial para la revolución verde-, Panamá anunció el jueves que detendrá las operaciones comerciales de Cobre Panamá, explotada por la canadiense First Quantum Minerals Ltd. (FQML). Se trata de una medida poco habitual entre los países latinoamericanos.

La construcción de la mina, una de las más nuevas del mundo y capaz de producir unas 300,000 toneladas anuales de cobre, costó al menos 10,000 millones de dólares.

La industria teme desde hace tiempo el nacionalismo de los recursos, que en casos extremos puede despojarles de sus activos. Invertir puede ser un riesgo enorme cuando a menudo hay que gastar miles de millones de dólares hasta una década antes de que una mina genere beneficios. El temor a perder activos o a tener que renegociar las condiciones con los gobiernos ha llevado al sector a rehuir lo que a menudo se percibe como las jurisdicciones más arriesgadas.

Por ejemplo, el grupo BHP, un peso pesado de la minería, durante años sólo invirtió en lo que consideraba países seguros, mientras que los ricos yacimientos permanecían sin explotar en los lugares más arriesgados.

A corto plazo, la interrupción de la producción de Cobre Panamá se sumará a la ya escasa oferta. En las últimas semanas, tanto Glencore Plc como Anglo American Plc han rebajado sus objetivos de producción de cobre para los próximos años. Pero el impacto en la voluntad de las empresas de construir más minas podría ser más significativo, según BMO Capital Markets.

“Quizá lo más importante sea el precedente que esto podría sentar para la acción gubernamental, que naturalmente haría que las empresas se mostraran más cautelosas a la hora de invertir (sobre todo en jurisdicciones no mineras)”, afirmó Colin Hamilton, analista de BMO.

Las advertencias de que el mundo necesita más cobre siguen llegando. El Consejero Delegado de Glencore, Gary Nagle, afirmó a principios de mes que existe una brecha acumulada entre la oferta y la demanda prevista de 50 millones de toneladas entre 2022 y 2030. Esta cifra contrasta con la actual demanda mundial de cobre, de unos 25 millones de toneladas al año.

Los mineros del cobre y los analistas han pronosticado crecientes déficits a partir de mediados de la década de 2020, impulsados por la creciente demanda del metal en parques eólicos y solares, cables de alta tensión y vehículos eléctricos.

Bloomberg

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