Durango continúa consolidándose como uno de los pilares de la minería mexicana, particularmente en la producción de plata, zinc y plomo. Su capacidad extractiva lo sitúa entre los estados más relevantes del país, posición que quedó reafirmada durante la XXXVI Convención Internacional de Minería, donde se destacó su peso estratégico dentro de la cadena de valor del sector.
En dicho encuentro, Armando Alatorre Campos, vicepresidente del Colegio de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México, subrayó que Durango integra el reducido grupo de entidades que concentran la mayor parte de la producción nacional de estos metales. Tan solo en plata, México mantuvo su liderazgo mundial con 181 millones de onzas en 2024, de las cuales casi el 88 % se genera entre Zacatecas, Durango, Chihuahua y Sonora.
La importancia del estado también se refleja en la producción de zinc, ámbito en el que México alcanzó 773 mil toneladas anuales y se posicionó en el sexto lugar global. De este volumen, el 84.5 % proviene de Zacatecas, Durango y Chihuahua. En cuanto al plomo, el país ocupó el séptimo puesto mundial con 236 mil 700 toneladas anuales, nuevamente con Durango como actor clave al concentrar, junto con Zacatecas y Chihuahua, el 90 % de la producción.
Más allá de sus cifras, la relevancia minera de Durango radica en su integración a cadenas de valor más complejas que incluyen procesos de beneficio, fundición, refinación y manufactura. Los minerales extraídos en la entidad se emplean en industrias tan diversas como la automotriz, electrónica, farmacéutica y de energías renovables, ampliando el impacto económico de la actividad.
Una muestra de ello es la plata, de la cual el 58.5 % se destina a usos industriales que abarcan desde paneles solares hasta componentes electrónicos y aleaciones metálicas. Este dato evidencia que el recurso no solo se extrae, sino que cumple funciones estratégicas en sectores de alto valor agregado que dependen de insumos metálicos de calidad.
La minería en Durango se sostiene sobre una amplia infraestructura, mano de obra especializada e inversiones privadas que permiten transformar los recursos naturales en bienes con destino industrial. Este ecosistema contribuye a la autonomía tecnológica e industrial del país, reduciendo la necesidad de importar metales procesados y fortaleciendo cadenas productivas nacionales.
En materia laboral, el sector genera empleo formal y de alta especialización. Según el Servicio Geológico Mexicano, más del 60 % de los trabajadores mineros en el estado cuenta con capacitación en técnicas subterráneas y procesos metalúrgicos, lo cual se traduce en salarios competitivos y en una demanda sostenida de profesionales y técnicos que dinamizan la economía regional.
Sin embargo, este desarrollo enfrenta retos importantes, particularmente en el ámbito ambiental y social. La necesidad de adoptar prácticas responsables es cada vez más urgente, dado el creciente escrutinio público sobre el impacto de la minería. Asegurar la licencia social para operar implica fortalecer la relación con comunidades, garantizar procesos transparentes y aplicar estándares internacionales de desempeño.
El futuro de la minería en Durango depende, por tanto, de una gestión sostenible basada en tecnología limpia, monitoreo ambiental riguroso y políticas públicas orientadas al desarrollo responsable. Iniciativas impulsadas por el Clúster Minero de Durango y el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado buscan dar este paso, promoviendo innovación sin comprometer el entorno. Con ello, Durango reafirma su liderazgo nacional, no solo por su riqueza geológica, sino por su capacidad para integrarse a un modelo minero moderno, competitivo y socialmente responsable.
















