En un contexto internacional marcado por tensiones políticas, expectativas de una política monetaria más flexible y un dólar debilitado, el oro ha reforzado su papel como activo refugio por excelencia. UBS, uno de los bancos de inversión más influyentes a nivel global, ha elevado significativamente su proyección para el precio del metal precioso, estimando que alcanzará los $3,800 dólares por onza a finales de 2025 y subirá a $3,900 para mediados de 2026.
Este ajuste representa un incremento notable respecto a sus estimaciones anteriores —$300 y $200 respectivamente— y responde tanto a la evolución reciente del mercado como a la creciente incertidumbre que rodea a la economía estadounidense y al escenario geopolítico global. La tendencia confirma que el oro no solo conserva su valor en tiempos de turbulencia, sino que se fortalece frente a la inestabilidad.
El precio del oro alcanzó esta semana un nuevo récord histórico de $3,673.95 por onza, lo que representa una subida de más del 39% en lo que va del año. Este rendimiento excepcional refuerza la percepción del oro como un activo defensivo y atractivo, capaz de ofrecer protección en un entorno de alta volatilidad.
UBS mantiene una postura favorable hacia el oro dentro de sus estrategias de inversión, considerándolo una posición estratégica en sus carteras globales. La entidad sugiere una asignación moderada de entre el 5% y el 10% en portafolios diversificados, en respuesta a la compleja coyuntura económica y política actual.
Uno de los factores clave detrás del optimismo de UBS es la posibilidad de una política monetaria más laxa por parte de la Reserva Federal. La expectativa de recortes de tasas de interés debilita al dólar y, al no generar rendimientos por sí mismo, el oro se vuelve más atractivo en este tipo de entornos. A esto se suma un panorama político tenso en Estados Unidos, con posibles fricciones entre la Reserva Federal y el gobierno federal que podrían aumentar la demanda de activos seguros.
El banco también analiza el impacto político del regreso del expresidente Donald Trump al centro del debate. Su conocida inclinación hacia tasas más bajas genera especulación sobre presiones políticas que podrían influir en las decisiones del banco central estadounidense, sumando incertidumbre a un ya delicado equilibrio económico.
Además, UBS destaca el rol de los bancos centrales en el sostenimiento de la demanda de oro. La institución proyecta que en 2025 las compras de oro por parte de estos actores se mantendrán sólidas, con volúmenes cercanos a las 950 toneladas, apenas por debajo del récord del año pasado, que superó las 1,000 toneladas.
Otro dato revelador es el comportamiento proyectado de los fondos cotizados en bolsa respaldados por oro (ETFs). UBS estima que las tenencias de estos instrumentos superarán las 3,900 toneladas métricas para finales de 2025, acercándose al máximo histórico de 3,915 toneladas alcanzado en octubre de 2020. Este repunte evidencia un renovado interés institucional por el oro como cobertura frente al riesgo.
No obstante, UBS también advierte sobre un riesgo relevante: si la inflación sorprendiera al alza y obligara a la Reserva Federal a revertir el curso con un aumento en las tasas de interés, el precio del oro podría verse afectado negativamente. En paralelo, Commerzbank también revisó al alza su proyección para el oro, colocándolo en $3,800 por onza hacia finales de 2026, basado en la expectativa de recortes de tasas más agresivos por parte de la Fed. Ambos ajustes reflejan una visión compartida: el oro no solo es un refugio, sino también una inversión estratégica ante la incertidumbre global.