La minería ha sido tradicionalmente un pilar en la economía de Panamá, pero la reciente decisión del presidente electo, José Raúl Mulino, podría alterar significativamente el panorama. En una entrevista concedida al programa de noticias local Panamá en Directo, Mulino dejó claro que no habrá diálogo con la minera canadiense First Quantum Minerals mientras la compañía mantenga abiertas las múltiples demandas de arbitraje en las que busca miles de millones de dólares en compensaciones por la orden de cierre de una mina.

La mina en cuestión, Cobre Panamá, no solo es crucial para First Quantum, representando cerca del 40% de sus ingresos, sino que también ha sido responsable de aproximadamente el 5% de la actividad económica del país. Esta mina ha estado en el centro de un intenso debate nacional, intensificado tras una decisión judicial que anuló el contrato de la minera el año pasado, lo que llevó al gobierno del presidente Laurentino Cortizo a ordenar su cierre. Esta decisión se vio fuertemente influenciada por protestas nacionales que exigían mayores salvaguardas ambientales y más transparencia.

El presidente electo subrayó la posición predominante que debe tener el gobierno en cualquier proyecto minero que opere en el territorio panameño. “No olvidemos que el dueño de esa concesión es el estado”, afirmó Mulino, destacando la soberanía nacional sobre los recursos naturales. Además, indicó que cualquier solución para la mina disputada no implicaría un nuevo contrato de concesión, aunque señaló cierta flexibilidad para permitir que el proyecto se reabra temporalmente, en un esfuerzo por reducir los costos finales de su cierre.

First Quantum, por su parte, no ha respondido inmediatamente a una solicitud de comentarios sobre las declaraciones de Mulino, aunque anteriormente indicaron que esperan con interés las conversaciones con su administración para encontrar una solución a la situación de la mina a cielo abierto de Cobre Panamá.