En un auditorio lleno en Luanda, el ministro de Recursos Minerales, Petróleo y Gas de Angola, Diamantino Azevedo, se dirigió con orgullo y entusiasmo a representantes del sector minero. En su discurso anunció que la mina de cobre Tetelo está lista para comenzar operaciones, un hito que marca un punto de inflexión en la historia económica del país. Con este paso, Angola busca diversificar su economía más allá del petróleo y alinearse con la transición global hacia fuentes de energía más limpias.

Ubicada en la provincia de Moxico, Tetelo representa mucho más que una explotación minera: es el primer gran proyecto de cobre del país y un símbolo del creciente interés internacional en los minerales críticos de África. Respaldada por una inversión de 250 millones de dólares de la empresa china Shining Star Icarus, la mina está diseñada para producir 25,000 toneladas métricas de concentrado de cobre al año durante sus dos primeros años, una cifra significativa para una nación que recién comienza a posicionarse en este sector.

En su fase inicial, la operación funcionará como mina a cielo abierto, pero el plan contempla una transición hacia la minería subterránea en la segunda mitad de 2026. Este cambio supone no solo un avance técnico, sino también una apuesta por la sostenibilidad y la continuidad del proyecto a largo plazo. El ministro Azevedo calificó este hito como “histórico”, destacando que será la primera mina subterránea de cobre en Angola, un logro que implica un salto tecnológico y logístico para la industria minera nacional.

El inicio de Tetelo ocurre en un contexto geopolítico complejo. Las tensiones internacionales han impulsado a muchos países a buscar proveedores alternativos de minerales estratégicos, mientras que la urgencia por descarbonizar las economías ha disparado la demanda de metales como el cobre, esencial para la fabricación de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y paneles solares. En este escenario, Angola emerge como un nuevo jugador en la cadena global de suministro de materiales para la transición energética.

Tradicionalmente dependiente del petróleo, Angola ha comenzado un proceso decidido de diversificación económica, y el cobre se ha convertido en un pilar de esa estrategia. Su papel en la transición energética lo ha transformado en un recurso crítico: su alta conductividad eléctrica lo vuelve insustituible, y su demanda crece a medida que el mundo avanza hacia una infraestructura más electrificada y sostenible.

El rol de China en este proyecto también es clave. La participación de Shining Star Icarus evidencia el interés del gigante asiático en asegurar el acceso a minerales críticos africanos, en un contexto de tensiones comerciales con Occidente. A la vez, confirma que Angola se mantiene como un destino atractivo para la inversión extranjera directa en minería, fortaleciendo sus vínculos económicos con el exterior.

Junto a Tetelo, compañías como Ivanhoe Mines y Anglo American ya desarrollan proyectos de exploración que podrían consolidar a Angola como una nueva frontera del cobre africano. Estas iniciativas no solo diversificarán la economía nacional, sino que también podrían convertir al país en un proveedor clave dentro de la cadena de valor global de energías limpias.

El desarrollo de Tetelo abre un debate necesario sobre sostenibilidad y gobernanza. Si bien la minería implica desafíos ambientales, también es cierto que sin estos recursos no puede haber transición energética. El gobierno angoleño ha prometido implementar altos estándares ambientales y sociales, y su cumplimiento será determinante para el éxito del proyecto. Con transparencia, diversificación y beneficios compartidos con las comunidades locales, Angola podría consolidarse como un actor relevante en la nueva economía verde que el mundo está construyendo.