Super Copper (CSE: CUPR), compañía minera canadiense, dio un paso relevante en su estrategia de crecimiento en Sudamérica al confirmar la aprobación por parte del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin) de 26 concesiones de explotación que conforman su proyecto Cordillera Cobre, ubicado en el cinturón cuprífero de Atacama.
Las concesiones abarcan cerca de 6,858 hectáreas y entregan a la empresa derechos mineros plenos y permanentes sobre una zona históricamente clave para la producción de cobre en Chile. Este hito marca el cierre de una de las fases más complejas del proceso de titularidad minera y fortalece de manera significativa el portafolio de activos de Super Copper en el país.
Desde el punto de vista legal, el avance ha sido sólido. De las 26 concesiones aprobadas, 25 ya cuentan con resoluciones judiciales firmes, mientras que 15 han sido publicadas en el Boletín Oficial de Minería, paso necesario para completar su inscripción en el conservador de minas de Copiapó. Una vez concluido este trámite, las concesiones adquieren plenamente la categoría de explotación.
El director ejecutivo de la compañía, Zachary Dolesky, resaltó la importancia estratégica del logro y subrayó que contar con concesiones de explotación —y no solo de exploración— posiciona al proyecto como una iniciativa con proyección de largo plazo. Asimismo, indicó que la empresa se prepara para presentar su programa de perforación tras finalizar el análisis de los resultados de exploración más recientes.
Este avance se produce en un contexto global marcado por una creciente presión sobre la oferta de cobre. En ese escenario, asegurar activos en regiones con infraestructura desarrollada y tradición minera, como Atacama, representa una ventaja competitiva relevante para las compañías que buscan avanzar con mayor rapidez hacia etapas de desarrollo más intensivas.
La presencia de Super Copper en el norte chileno va más allá de Cordillera Cobre. En julio, la empresa anunció un acuerdo para adquirir el 100% del proyecto Castilla, una propiedad de 5,800 hectáreas cercana a la histórica mina Manto Negro, reforzando así su posicionamiento en una zona reconocida por hallazgos de alta ley.
Estos movimientos se insertan en un entorno competitivo donde las compañías mineras priorizan jurisdicciones con marcos regulatorios claros y estabilidad institucional. En ese sentido, Chile continúa siendo un destino atractivo para la inversión minera, apoyado en la solidez de organismos como Sernageomin y en su larga trayectoria de certeza jurídica.
La obtención de concesiones de explotación implica una diferencia sustancial respecto de los permisos de exploración, ya que habilita legalmente la extracción de minerales y eleva de manera significativa el valor del activo, facilitando además la atracción de capital y socios estratégicos.
De cara al futuro, el proyecto Cordillera Cobre entra en una fase decisiva, en la que los resultados de exploración definirán los próximos pasos. En un escenario de creciente demanda mundial de cobre impulsada por la transición energética y la electrificación, iniciativas como esta adquieren un rol estratégico en el aseguramiento del suministro del metal rojo.















