A comienzos de diciembre de 2025, Chile volvió a posicionarse como referente global en minería tras la publicación de un nuevo informe de la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), que proyecta inversiones por 104.549 millones de dólares para el periodo 2024–2034. La cifra representa un aumento del 26 % respecto a la estimación anterior y constituye el mayor nivel de inversión previsto desde el ciclo 2016–2025.

El monto proyectado refleja un fuerte respaldo del mercado al sector minero chileno y confirma la confianza de inversionistas nacionales e internacionales. Como primer productor mundial de cobre y segundo de litio, el país refuerza su apuesta por minerales estratégicos que hoy son fundamentales para la transición energética y el desarrollo de tecnologías limpias a nivel global.

Durante la presentación del informe, la ministra de Minería, Aurora Williams, destacó que los proyectos de cobre y litio se consolidan como pilares del crecimiento futuro. En un contexto internacional marcado por el aumento de la demanda de minerales críticos, la capacidad de Chile para sostener y expandir su producción es observada con especial atención por industrias y gobiernos que buscan asegurar sus cadenas de suministro.

El incremento de la inversión no se explica solo por la expansión de operaciones existentes, sino también por la incorporación de nuevas tecnologías y mejoras en productividad con menores impactos ambientales. Entre los proyectos más relevantes figuran la ampliación de la mina Escondida, operada por BHP, y el desarrollo de nuevos concentradores en Collahuasi, a cargo de Anglo American y Glencore.

El informe de Cochilco también subraya un enfoque renovado hacia una minería más moderna y sustentable. A pesar de desafíos como la escasez hídrica, mayores exigencias regulatorias y la necesidad de una mejor relación con las comunidades, Chile ha avanzado en integrar criterios ambientales y sociales sin perder competitividad internacional.

En términos de horizonte temporal, el documento señala que el portafolio de inversión para el periodo 2024–2033 alcanza los 83.181 millones de dólares, lo que demuestra una planificación de largo plazo poco habitual en la industria. Esta proyección entrega señales claras a proveedores, centros de formación y gobiernos locales sobre la continuidad de la actividad minera más allá de la próxima década.

El nuevo impulso inversor se da en un escenario global complejo, marcado por la volatilidad de los precios del cobre y la incertidumbre económica internacional. Sin embargo, la tendencia estructural es clara: la electrificación, la digitalización y las energías renovables requieren grandes volúmenes de cobre y litio, y Chile se mantiene entre los países mejor posicionados para satisfacer esa demanda.

Más allá de las cifras, el informe marca un punto de inflexión para la minería chilena. El desafío ya no es solo aumentar la producción, sino hacerlo con mayor eficiencia, responsabilidad ambiental y valor social. En ese camino, Chile busca no solo liderar en volumen, sino también en calidad, sostenibilidad y capacidad de adaptación a un entorno global en transformación.