Un grupo de científicos alertó sobre las consecuencias poco visibles pero profundas que puede tener la falta de actividad minera a nivel mundial. Según los expertos, la producción global deberá multiplicarse entre dos y cinco veces antes de 2050 para satisfacer la demanda de minerales esenciales, como cobre, litio y níquel. Sin embargo, las tensiones ambientales, sociales y geopolíticas están llevando a la industria a una situación límite.
Los fenómenos meteorológicos extremos están interrumpiendo operaciones, afectando cadenas de suministro y poniendo en riesgo el acceso a los llamados minerales críticos, insumos fundamentales para la transición energética y la vida moderna. Los informes señalan que la minería atraviesa una de sus mayores crisis estructurales, con consecuencias potencialmente perjudiciales para el desarrollo humano si no se toman medidas urgentes.
Gran parte de los yacimientos más relevantes del planeta se encuentran en entornos especialmente vulnerables, como los desiertos del norte de África, las zonas altas de los Andes o las costas del Asia-Pacífico. En estos lugares, las sequías, inundaciones y olas de calor extremo ya están alterando el ritmo de producción. En Estados Unidos, por ejemplo, las minas y plantas de procesamiento se enfrentan cada vez más a lluvias torrenciales y temperaturas récord que amenazan con interrumpir el flujo constante de minerales estratégicos.
Frente a este escenario, los especialistas plantean que la resiliencia del sector debe convertirse en una prioridad global. Recomiendan implementar sistemas avanzados de gestión hídrica, incorporar modelos predictivos de riesgo climático y mejorar la trazabilidad y transparencia en las operaciones mineras. Estas medidas, señalan, permitirían anticipar crisis y proteger tanto a las comunidades como a la industria.
Finalmente, los expertos subrayan que solo una cooperación efectiva entre gobiernos, empresas y comunidades permitirá construir una minería sostenible y resistente al clima. De no hacerlo, advierten, el calentamiento global podría comprometer una de las actividades más cruciales para el progreso tecnológico, económico y energético del planeta.















