A comienzos de esta semana, diversos medios internacionales informaron que China ordenó a sus siderúrgicas y comerciantes suspender la compra de mineral de hierro marítimo —valorado en dólares— proveniente de BHP, la gigante minera australiana. Aunque la empresa no ha confirmado oficialmente la medida, sí comunicó que los embarques desde Port Hedland, su principal puerto en Australia Occidental, continúan realizándose con normalidad.
La instrucción habría sido emitida por el China Mineral Resources Group (CMRG), una entidad estatal creada en 2020 con el objetivo de reforzar la posición de negociación de China en el mercado global de materias primas. Este movimiento responde a una estrategia calculada por parte de Beijing, que busca presionar a BHP en medio de conversaciones estancadas sobre precios a largo plazo.
El punto central del desacuerdo radica en los descuentos que China intenta imponer sobre el mineral de calidad media que ofrece BHP. Este aspecto ha generado tensiones notables, sobre todo considerando el contexto actual de desaceleración económica en China, lo cual ha debilitado tanto la demanda interna de acero como los precios internacionales del mineral de hierro, reduciendo los márgenes de ganancia para los principales productores.
A pesar de que China sigue dependiendo de las importaciones para sostener su enorme industria siderúrgica, ya no muestra la vulnerabilidad que la caracterizaba en décadas anteriores. Así lo resumió Tom Price, analista de Panmure Liberum: “¿Habría hecho China esto hace diez años? De ninguna manera”. La frase destaca cómo el país ha fortalecido su posición estratégica, usando su poder de compra como un instrumento geopolítico y comercial.
La suspensión incluye contratos ya firmados y embarques que se encuentran actualmente en tránsito desde Australia, según información de Bloomberg. Sin embargo, se estima que el impacto inmediato sobre las acerías chinas será limitado, ya que muchas de ellas acumularon inventarios en previsión de los feriados nacionales. Si el conflicto se extiende, podría alterar el equilibrio de fuerzas entre compradores y proveedores de mineral.
Desde una perspectiva de mercado, esta maniobra podría beneficiar de forma indirecta a otros actores importantes como Rio Tinto, Vale y Fortescue. Aunque estas alternativas podrían resultar más costosas para las siderúrgicas chinas, también es probable que otorguen a estos proveedores mayor capacidad para fijar precios, mientras observan con atención el desarrollo del conflicto.
Para BHP, la noticia llega en un momento complicado. En agosto, la minera reportó su menor beneficio anual en cinco años y, además, recortó su presupuesto destinado a exploración debido a la presión bajista sobre los precios del mineral. En este escenario de rentabilidad reducida, cualquier fricción con China —su tercer mayor comprador— representa un problema especialmente sensible.
China concentra más del 70% del comercio marítimo global de mineral de hierro. Por eso, cualquier decisión de su parte tiene efectos significativos a nivel internacional. Esta suspensión de compras no solo impacta a BHP, sino que evidencia cómo China está dispuesta a utilizar su peso comercial para redefinir las reglas del juego. Más que un simple conflicto comercial, este episodio refleja una nueva etapa en la relación entre productores y compradores, donde los intereses estratégicos del Estado chino son cada vez más determinantes.