El mercado global del cobre atraviesa una etapa de recuperación sostenida, impulsada por dos factores decisivos: la reactivación inesperada del comercio exterior chino y la interrupción de operaciones en una de las minas más relevantes de Chile. Este doble escenario ha generado un entorno de mayor volatilidad, pero también ha reforzado el valor estratégico del cobre en la economía global.
En julio, China sorprendió a los mercados al reportar un crecimiento superior al esperado tanto en exportaciones como en importaciones. Las exportaciones aumentaron un 7.2 % interanual, por encima del 5.6 % previsto, lo que refleja una fortaleza manufacturera que sigue empujando la demanda de metales industriales como el cobre. En medio de una desaceleración del consumo interno, el país ha encontrado oxígeno en los mercados externos, consolidando su rol como motor de demanda global para insumos clave.
Las importaciones chinas de cobre también mostraron señales claras de fortalecimiento. Solo en junio, el gigante asiático adquirió 480 000 toneladas de cobre y derivados, marcando su nivel más alto en lo que va del año. Parte de este volumen procede de minas africanas operadas por empresas chinas, así como de Rusia, que ha incrementado su relevancia como proveedor ante las tensiones comerciales con Estados Unidos. El redireccionamiento de estos flujos comerciales también refleja la capacidad de adaptación de China frente a restricciones internacionales.
Al mismo tiempo, la oferta global recibió un duro golpe tras un accidente fatal en la mina El Teniente, operada por la estatal chilena Codelco. El colapso de un túnel causó seis muertes y nueve heridos, lo que obligó a paralizar tanto las operaciones subterráneas como las plantas de procesamiento. Esta interrupción representa una pérdida mensual de producción estimada en 30 000 toneladas, lo que equivale a aproximadamente una cuarta parte de la producción mensual de Codelco.
Ante el incidente, la compañía reasignó a más de 5 000 trabajadores para labores de inspección y se encuentra en conversaciones con las autoridades para reactivar parcialmente las zonas no afectadas. Sin embargo, las exigencias de informes técnicos por parte de los entes reguladores chilenos, como Sernageomin y la Dirección del Trabajo, hacen poco probable una reanudación completa a corto plazo. Analistas como Michael Cuoco, de StoneX Financial, coinciden en que la mina difícilmente podrá volver a operar con normalidad mientras duren las investigaciones.
La situación de El Teniente pone de relieve la fragilidad estructural de la cadena global del cobre, un metal esencial para la transición energética. Dependiente de unos pocos países productores como Chile, Perú, China y la República Democrática del Congo, cualquier alteración significativa en la producción tiene impactos inmediatos en precios, oferta y viabilidad de proyectos industriales vinculados a electrificación, renovables y movilidad eléctrica.
A pesar de los desafíos, también destaca la respuesta de Codelco, que ha priorizado la seguridad de sus trabajadores y actuado con transparencia frente a las autoridades. En una industria donde las exigencias de sostenibilidad, seguridad y responsabilidad son cada vez mayores, esta actitud reafirma la importancia de una minería moderna y comprometida con los estándares sociales y ambientales.
Mientras los precios del cobre se mantienen al alza y los analistas evalúan la duración del repunte, el mercado ya ha enviado una señal clara: el cobre sigue siendo un activo estratégico. Su escasez relativa, combinada con su rol central en las nuevas economías tecnológicas, consolida su posición como uno de los metales más críticos del siglo XXI.