Petroperú enfrenta un nuevo escenario adverso, que podría obligarlo a recibir un segundo aporte de capitales en menos de un año para no dejar desabastecido de combustibles el mercado local, con una pérdida histórica de activos que supera largamente los US$1.324 millones y que, a día de hoy, le impiden autosostenerse financieramente.
El exdirector de Hidrocarburos Gustavo Navarro señala que, en la práctica, la política de debilitar y privatizar Petroperú sigue siendo pagada por todos los peruanos. Vamos por partes. En la primera fase de la privatización, desarrollada entre noviembre de 1993 y marzo de 1998, la estatal perdió un total de 10 unidades angulares para su negocio en marcha, las cuales fueron, escuetamente, vendidas en US$673 millones.
En este punto es necesario reconocer que cualquier empresa petrolera en el mundo tiene tres formas de generar ingresos: a través de la explotación de yacimientos y su consiguiente renta petrolera, la obtención de un margen de refino y su colocación en el mercado a través de grifos y estaciones de servicios. Todo esto genera lo que se conoce como “integración vertical”, es decir, la ganancia por participar en toda la cadena de combustibles, desde la producción hasta su venta al usuario final.
“Cuando Fujimori dispuso la exoneración de IGV a los combustibles en la selva, la norma estaba mal hecha y Petroperú sí debía pagar el impuesto por el crudo que compraba a Pluspetrol, pero era obligado a venderlo como combustible sin este. Entonces, no tenía manera de recuperar ese IGV. El MEF corrigió eso para empresas privadas, pero para Petroperú recién en 2015. Se perdieron ahí S/1.500 millones”, destacó Navarro.
Espíritu de cuerpo
El Poder Ejecutivo tampoco ha hecho demasiado para detener el proceso de privatización que ha dejado al borde de otro aporte de capitales a la descapitalizada Petroperú. En 2004 se opuso a la ley 25844 que excluía a la estatal del proceso de privatización que fue aprobado por insistencia en el gobierno de Alejandro Toledo. Dos años después, también se opuso al proyecto de fortalecimiento y modernización de la empresa, Lly 28840. El Parlamento, nuevamente, tuvo que aprobar el dispositivo por insistencia.
Según cálculos realizados por la propia empresa, entre 1992 y 2005 las utilidades de operación dejadas de percibir a raíz de la venta de los 10 activos anteriormente señalados rondaron los US$1.324 millones. Unos 18 años después, no hay actualización de este monto, pero especialistas consultados por La República coinciden en que podría más que duplicarse.
Fuentes de Petroperú señalaron que, en efecto, la petrolera podría continuar de manera eficaz con su provisión de combustibles al mercado interno (la estatal tiene la responsabilidad de llegar a los rincones donde el sector privado no lo haría para garantizar energía para el desarrollo) y no irrogaría recursos ni aportes de capital al Estado si, al menos, “no se le hubiera despojado de los lotes petroleros”.
“Si hubiésemos continuado con los lotes, no estaríamos en la situación de ahora. Mientras la refinería vieja se detuvo [para modernizarla], hubiésemos estado generando ingresos para la exportación o la venta en Lima. Pero al no tener lotes, y con una refinería parada, todo lo que hemos estado haciendo es importar y los precios ya no se podían manejar porque estaba al frente la competencia”, remarcó.
Un proceso que dejó casi en quiebra a la petrolera estatal
Los activos vendidos más importantes fueron los lotes productores (8, X y XI), al igual que la refinería La Pampilla, hoy en manos de Repsol. También se vendió la flota petrolera (Transoceánica), la distribuidora de gas (Solgás) y 85 estaciones de servicio. Hoy Petroperú no cuenta con grifos operando en el territorio, sino que alquila el nombre bajo la denominada Petrored. Eso sumó US$863 millones (US$673 millones por los activos y US$190 millones por transferencias anuales de Petromar y terminales de abastecimiento).
Según el documento de 2005, la privatización en 13 años significó pérdidas de US$2.187 millones para Petroperú. A eso, hay que añadirle los US$ 863 millones ya mencionados. Todo ese dinero de la privatización, que asciende a US$ 3.050 millones (2187+863) ingresó a las arcas del Tesoro Público y a las arcas privadas, descapitalizando a Petroperú.
Las cifras
20 mil barriles diarios pasaría a operar Petroperú en los lotes I, VI, Z-69 y X.
US$80 se cotiza el barril de crudo en WTI. En Talara deja unos US$40 para quien lo extrae.