En noviembre de 2015, la ruptura de la presa de relaves de Samarco en Mariana, Brasil, se convirtió en una de las catástrofes ambientales y humanitarias más devastadoras en la historia reciente de la minería. Esta tragedia, que costó la vida de 19 personas y dejó cientos sin hogar, marcó un antes y un después en la legislación y en las prácticas corporativas en el sector.
El Nuevo Capítulo en la Saga de Samarco
Casi una década después del desastre, Vale y BHP, junto con su empresa conjunta Samarco, han presentado una propuesta de acuerdo a las autoridades brasileñas que podría cerrar un largo capítulo de litigios y sufrimiento. Según lo divulgado en un archivo de la Comisión de Valores de Brasil, la propuesta incluye un pago total de 127 mil millones de reales (aproximadamente 24.88 mil millones de dólares), sumando a los 37 mil millones de reales ya desembolsados.
Detalles del Acuerdo Propuesto
De la cantidad restante, 72 mil millones de reales se destinarían al gobierno federal y a los gobiernos locales durante un período que aún no ha sido especificado. Además, 18 mil millones de reales se reservarían para saldar obligaciones futuras. Hasta marzo de 2024, Vale reportó que ya se habían pagado 17 mil millones de reales a más de 430,000 personas y que aproximadamente el 85% de los casos de reasentamiento de las comunidades afectadas habían sido completados.
Vale espera llegar a un acuerdo definitivo sobre la caída de la presa para finales del primer semestre de 2024. “Las compañías y las autoridades siguen comprometidas con avanzar en las negociaciones y aprobar un acuerdo definitivo”, comunicó Vale. Este acuerdo inicial de 2016, que estableció una fundación para implementar las reparaciones, tenía un cronograma de pagos complicado y dejó espacio para un acuerdo definitivo.
Este caso resalta no solo las responsabilidades corporativas en situaciones de crisis, sino también la importancia de los acuerdos de reparación que se alinean con las necesidades y expectativas de las comunidades afectadas. La resolución propuesta podría servir como un modelo para futuros incidentes en la industria minera, destacando la necesidad de mecanismos más ágiles y transparentes en la gestión de desastres ambientales.